El prototipo es capaz de producir 3.000
litros de agua potable al día incluso en las condiciones más extremas,
en pleno desierto.
La máquina captura el agua disuelta en
la atmósfera, por escasa que sea, y provoca su condensación. Los
resultados que ofrece han hecho que el gobierno de Namibia, un país con
graves problemas de desertificación, haya encargado la fabricación de
1.500 unidades a la empresa de El Viso del Alcor, en Sevilla, que tiene
la patente.
El padre del invento es él, Enrique. Un
frigorista gallego jubilado y afincado en Sevilla desde hace cinco
décadas. La máquina captura el vapor de agua del ambiente y provoca su
condensación. El resultado es este: gotas que caen en un lugar a casi 30
grados de temperatura y una humedad relativa del 17 por ciento.
En el mundo hay 750 millones de personas
sin acceso al agua potable. 300 viven en África. Según UNICEF, 1.000
niños mueren cada día en todo el planeta por enfermedades derivadas del
consumo de agua contaminada. Este invento abre una luz de esperanza.
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